Un compañero desde otro lado

En la amplia región Zárate/Campana podemos encontrarnos con vasta diversidad de empresas de variada índole. Fuentes de trabajo de miles y miles de seres que trasuntan la huella del ayer. De otros hombres y mujeres que como ellos hoy, encaran el día poniendo el pecho a las adversidades. Dando una pulseada a los “descuidos” de cuanto gobernante de turno comete en el fuero de lo económico.

La historia que nos reúne hoy tuvo lugar en una conocida empresa situada en las afueras de Zárate. Olvidaremos los datos puntuales para darle fuerza simplemente a la experiencia de un grupo contundente de trabajadores.

Hace varios años ocurrió un terrible accidente que se llevó la vida de un laburante. Un muchacho que, como persona de bien, era de aquellos hombres que creen en la autenticidad de ganar su propio sustento. Y que, lamentablemente, la inextricable maraña de los hilos del destino le cerró las puertas hacia otro día. Sus ojos ya no verían otro amanecer. Gran pesar de sus compañeros y más aún de sus familiares.

Algunos días pasaron. Las cosas dentro del aparato empresarial no parecían enturbiarse demasiado a grandes rasgos. Pero por dentro, en el corazón del mecanismo, quienes fueran compañeros y hasta amigos del fallecido. Sumidos en una tristeza insoslayable encaraban las mecánicas tareas con pesada costumbre.

Sucedió durante el turno de la noche. Al menos la primera vez. Curiosamente el suministro eléctrico se cortó dejando maquinarias disminuyendo paulatinamente las revoluciones. Acallando sus voces de metal. Extrañados hasta los jefes de turno y supervisores comenzaron en orden de responsabilidades a intentar encontrar el posible fallo que pudiera ocasionar el corte de electricidad. De súbito, un encargado de control de calidad entró a los gritos. Pronto algunos empleados se apersonaron para asistirlo. Balbuciente y jadeante intentó explicarse.

“…Sentado bajo una luz de emergencia, allá afuera él… él estaba sentado.. no miento… vayan a ver!!…”

Más de uno se presentó. Obedeciendo a las escasas instrucciones de aquel humano aterrorizado a ver con terrible asombro cómo, debajo de una lámpara de luz de emergencia, aquel muchacho que, hacia algunos días ya no estaba entre los vivos… se presentaba ante la vista de varios de sus compañeros.

 

Escrito por Agustín Chiappara (EL CHAPA) de silenciosoritualnocturno.blogspot.com.ar

Deja un comentario